El libro trata el tema del verdadero día de descanso ahora olvidado: el sábado destacando los hechos históricos del motivo de su cambio al domingo. También da consejos sobre la adoración verdadera y cómo evitar la adoración falsa.

El SÁBADO no es un día cualquiera: «DIOS estableció el memorial de SU obra creadora en el Edén, bendiciendo el séptimo día.






    El SÁBADO fue confiado a Adán, el padre y representante de toda la familia humana.

    Observarlo habría sido un acto de gratitud agradecida de parte de cada ser humano en la tierra a DIOS como su CREADOR y GOBERNADOR legítimo; de hecho, siendo obra de SUS manos, fueron sometidos a SU autoridad sobre él. En este sentido, la institución (del SÁBADO) fue un memorial (de la creación) para toda la humanidad. (…) No era estrictamente aplicable a un solo pueblo. DIOS sabía que el SÁBADO sería esencial para el hombre incluso en el Edén. Un día de los siete necesitaría dejar sus compromisos y ocupaciones para poder admirar y meditar las obras de DIOS y SU bondad, recordando así a su CREADOR, despertando en él la gratitud por la posibilidad de disfrutar de todo lo que le rodea. Al dar a los hombres un día de descanso, el SEÑOR les ofrece la oportunidad de admirar la naturaleza que, hablando a sus sentidos, declara la existencia de un DIOS viviente, el CREADOR, el GOBERNADOR supremo de todos. «E. G. WHITE, Patriarcas y Profetas, 33.4

    Mi ferviente oración para ti, querido lector, querida lectora es que puedas escuchar la dulce voz de la naturaleza que susurra: «Adora a Aquel que hizo el cielo, la tierra, el mar y las fuentes de agua (Apocalipsis 14: 7) y» recuerda el día SÁBADO para santificarlo porque en seis días el ETERNO hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y en el séptimo día descansó (…). (Éxodo 20:11).

    ¡Sigue el ejemplo de tu CREADOR!